¡La pedida de mano…a Laurita!

Laurita y yo / Foto No oficial de novios.

Laurita y yo habíamos conversado de dar unos pasos juntos en nuestras vidas rumbo al altar a esperar la bendición de Dios, el acompañamiento de familiares y amigos, una sesión de fotos del mejor fotógrafo del Trome y del Perú, Andrecito Valle, y obviamente un buen brindis con Champagne.

Habíamos conversado hasta de la posible fecha, iglesia, sacerdote, acólitos, lectores, invitados y hasta de los ‘no invitados’. Pero el paso anterior, ‘pedida de mano’, estaba aún en veremos porque Laurita está en Huaraz, y hacer una pedida de mano por Twitter, Facebook o Skype, como que no era tan bonito y poco romántico; ¿cómo se pondría el anillo por estas redes? No había forma.

Laurita me llamó cuando yo estaba durmiendo a decirme que la habían mandado a Lima a comprar unas cosas para regresar de inmediato. Llegaba el sábado y se iba el domingo. Medio dormido le dije: “Ya amor, perfecto, te recojo a las 5 am. Te amo, besos; saludos al Huascarán y a Laurita (Agreda)”, colgué y entonces dije: “¿Qué? ¿Dijo que venía? ¡Oh no!”.

Me desperté y llamé a la joyería a decirle que debían apurar el anillo y que solo tenían menos de 24 horas; la chica de la joyería me respondió: “Nosotros le dijimos que demoraba hacer el modelo que usted eligió, usted es muy exigente”.”¡Oiga!  La vida es exigencia”, le dije, y colgué.

Entonces me fui a Jesús María, el sábado por la tarde, a ver el anillo.  En el camino pensaba en la importancia del compromiso, y de pronto un bebé que estaba en brazos de su mamá a mi lado sentada, empezó a llorar. Y dije: “Oh Dios, ¿me estás diciendo que la vida matrimonial es un llanto?”.

“Aló, amor, escúchame estoy yendo a Jesús María a ver algunas cosas por las joyerías y mejor ahí me das el alcance para que no vayas hasta mi casa, ¿qué te parece?”.

Yo: “¡NO!”, le grité.

Laurita: “¡Amor, qué te pasa!”

Yo: “¡No amor, sino que….sino que un imbécil soltó a su bebe y casi lo atropella el carro, imagínate!”

Laurita: “ahhhhhhhh, yo decía por qué me has gritado con un ‘no’. Bueno amor, no reniegues, se me baja la batería, nos vemos en Jesús María, besos, chau”.

Entonces dije ‘frito pescadito’. Llegué a la joyería y le dije cómo quedó el anillo. La chica respondió: “¿cómo quedó? Cómo quedará será; porque aún no lo traen. Además usted dijo en menos de 24 horas; falta una hora para que se venza su plazo”, y sonrió sarcásticamente. Por fin llegó el anillo, pero antes había llamado a Laurita a decirle que desde mi trabajo iba en taxi y que me espere ‘dentro de Metro’ (parecía una orden de inamovilidad). Finalmente anillo en mano, y fui a encontrarme con ella.

Luego de almorzar un delicioso y grasoso KFC, caminamos por las tiendas de Jesús María y de pronto una señora me gritó: “Cuida tu mochilita, esos tres (señaló a unos hombres) te quieren robar”. Hubiese sido el colmo que me roben, y no necesariamente por el anillo, sino porque tenía un CD de Tego Calderón y otro de Yola Polastri.

Al fin llegamos  a su casa y Laurita me dijo que quería meter unos caramelos, y le volví a decir: “¡NO!”. “Amor, solo es poner unos caramelos”, me dijo. “Sorry amor, solo que me he quedado algo nervioso por lo que te conté del bebe que cruzó la pista solo; imagínate, hubiese sido aplastado como puré por una combi”.

Al día siguiente, domingo,  cuando fui a su casa temprano, le dije que compraría el pan. “Ya amor, te acompaño”, me dijo. “Pero yo puedo ir solo, quédate nomás”. Finalmente me acompañóL. La idea de escaparme era para comprar girasoles, a ella le encantan.

Al medio día le dije que quería unos helados y que me esperara, y pasó lo mismo que con el pan; ella me acompañó. Antes de almorzar le dije que quería comprar una gaseosa grande, y pasó lo mismo que con el pan; ella me acompañó.

Pedida de mano / 02 marzo 2014.

El plan 1 se había cancelado porque un familiar de una pareja de amigos había fallecido el sábado y el domingo lo enterraban. El plan 2 también se truncó por motivos de salud de una amiga. Al parecer todo este drama se empeoraba.

El plan 3 casi era: “Sabes qué gordita, todos me han cancelado por motivos fortísimos, además no me dejas ir solo a un lado, ni siquiera por una hora; pero bueno, ¿te quieres casar conmigo?”. De hecho no lo hice, pero ¡válgame Dios que el tiempo corría y solo faltaban tres horas para su partida. Además por las anécdotas, todo parecía que este ‘no era el día’”.

Regresamos de almorzar a su casa; y le dije que iba comer helados, que los quería sí o sí, que moría por uno. “Ya amor, vamos, yo te acompaño”, me dijo. Y así fue L.

Corrían los minutos y ya solo faltaba dos horas para su partida. "Voy a ir a la farmacia, me siento mal, me duele en la parte de mi operación (estómago). Quédate mientras me preparas, por fa, una manzanilla”, le dije, algo fastidiado.  Entonces salió su mamá y me dio un botiquín con miles de pastillas. “Hijito, no salgas, acá hay pastillas”, y roció como 60 pastillas de todo tipo y de todos los tamaños.

De pronto se fue la luz en su casa; era la ocasión genial para irme a la fuga y regresar con unas velas y una rosa o girasol. No estaba en planes un ramo de rosas, sino ¿cómo se las iba llevar? Tenía que ser algo delicado, elegante y sutil.

Entonces mi cerebro daba vueltas, en ver la salida y el momento oportuno para la huida y comprar las velas. “Dios, qué buena idea que me diste de las velitas, se presta, así ella no va sospechar. Gracias por tu idea”, le dije en mente. Apenas estaba escapando y cantando victoria…’llegó la luz’. Tuve que regresar del patio.

Hasta que dije: “Amor, acá, en las pastillas de tu mamá, no hay Panadol” Solo con Panadol se me pasa, otras no puedo tomar, es una orden del doctor”. Ella se sorprendió porque yo NUNCA tomo pastillas. Y de pronto la frase esperada: “Okey, gordito, anda nomás”.

Volé  a comprar el globo perfecto con la frase perfecta y las rosa perfecta, además de las velas. De la calle la llamé y le dije que me sentía súper mal y que por eso me demoraba, y que no podía ni caminar que vaya a recogerme a la avenida.

Yo estaba en la otra esquina, tan pronto como la vi salir fui a su casa le toqué la puerta a su mamá y le expliqué. Entonces armamos todo. Antes de ir al paradero a verla, le dije a su mamá: “por favor, baje la llave de la luz, más romántico”.

Fui a la avenida, y estaba ella parada, me di toda una vuelta para aparecer detrás de ella. “Amor, acá estoy”, le dije. “Amor a dónde te fuiste”, dijo preocupada. A la farmacia de allá (ese allá eran 15 cuadras) Ella cogió mi cara y la volteó hacia la derecha y decía ‘MI FARMA’ (esta farmacia estaba en la esquina de su casa). “No me di cuenta, amor; en fin, me duele el estómago, vamos a la casa”, traté de cambiar el tema.

Llegamos y su casa estaba oscura, entramos y su mamá dijo: “Se fue la luz”. Lo curioso era que ‘todas las casas’ tenían luz y en la calle también había. De pronto al entrar había un camino que estaban las velitas encendidas, cada una acentuaba más el color rosado, la simbología era que el amor había ido madurando y se volvía más fuerte, más sólido. Entonces llegó a la última vela que era de esas redondas, la simbología era que el círculo es perfecto.  

Foto tomada minutos antes de subir al bus que la llevaría a Huaraz

Mientras ella recorría el camino, empezó a emocionarse, llegó a la vela ‘perfecta’ y saqué mi rosa, el globo y la cajita donde estaba el anillo. Ella no tenía palabras; y le hice la pregunta 21 de 'El Valor de la Verdad': “¿te quieres casar conmigo?”. Sonrió emocionada con sus lágrimas que surcaban su bello rostro y pronunció “Sí amor”, y nos abrazamos. No paraba de estar emocionada y de decir que le encantaba el anillo; estaba muy feliz. Luego le hice la pregunta protocolar a su mamá. Brindamos con vino dulce, y arroz con pato. (Saludos a Jason).

Y bueno, así nos convertimos un domingo 2 de marzo en novios, a una hora de que parta a  Huaraz. Se fue con su globo de corazón, una bella rosa no mejor ni más linda que ella, y el anillo. 

Después de esto pensé en convertirme en 'protagonista de El Señor de los Anillos' porque tantas cosas anecdóticas pasaron en menos de 48 horas. Así que recen por nosotros, queridos amigos, familiares, conocidos y curiosos. Al final dije ...¡Misión cumplida!