Mario Vargas Llosa y el ‘Nobel del Trauma’ PARTE 1

No me causa ninguna extrañeza que el nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, apoyó al entonces candidato presidencial Ollanta Humala luego de pertenecer a la izquierda radical del Perú en sus años universitarios, cuando apenas hacía sus pininos en política. En especial cuando él apoyó la dictadura del general Velazco y festejó con todos los Llosa en una residencia en San Isidro, las expropiaciones de tierras a sus dueños para regalárselas a los campesinos, que poco y nada sabían de administración. Tampoco me extraña porque el señor Vargas Llosa, perteneció al Partido Comunista Peruano que tenía estrechos vínculos con los grupos terroristas de esa época, Sendero Luminoso (SL) y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), y que hasta hoy existen rezagos de estos grupos por su matrimonio con los narcotraficantes en el Vrae, y que su entonces candidato Ollanta Humala, llama a estos terroristas grupos beligerantes, y que en el 2006 llamó grupos políticos no reconocidos por el Estado peruano, y que justifica la insurgencia de estos terroristas que mataron a miles de peruanos en todo el país. Al parecer, al señor Humala le gustó estar como agregado militar en Europa y nunca combatió a esta lacra social en nuestras provincias, olvidándose que es peruano, que es militar, y que su institución peleó y pelea hasta ahora con estos sanguinarios asesinos. ¿Qué dirán los señores de las Fuerzas Armadas de este seudo y mal llamado militar? Bueno, a este señor – que sí creo que es un beligerante – lo apoya nada menos que otro seudo peruano beligerante, Mario Vargas Llosa. Ahora entiendo cuando en su discurso por el nobel, decía que al Perú lo lleva en las entrañas, porque lo lleva de una manera tan arraigada con su pasado comunista, extremista y dictatorial, que son cosas que no se quitan de una mañana a la otra.  El señor Vargas Llosa – el traumado y acomplejado presidencial – cae en tal bajeza y cobardía, que añiña  o mejor dicho, manipula a su hijo Alvarito, este patán que en sus últimos artículos dizque periodísticos en Europa, trata al Perú como una zapatilla, con qué autoridad moral puede – Alvarito – hablar mal de su país y tener el descaro y la conchudez – por no decir otra cosa – de venir a defender la democracia y la libertad, cada vez que le conviene para provecho propio o para tratar de menguar al fracasado de su padre cuando postuló a la presidencia del Perú, frente a un chinito que tenía como eslogan, ‘Honradez, Trabajo y Tecnología’, mandándolo al hoyo...MAÑANA CONTINÚA...

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