Mis fotos nunca aparecieron

Siempre he tratado de huir de este tema desde mi interior y desde mi corazón que ha anhelado ver y tener aquellas fotos de mi niñez, en donde, como dice mi buena, abnegada y ciega madre, salgo como un muñeco con gorros, globos y baberos. Algún día pude verlas y apreciarlas, eran aproximadamente 30 fotografías impresas en donde salíamos papá, mamá, mi hermano y yo. Eran las fotos más lindas que había visto jamás en mi vida. Aún las tengo impresas en mi mente, eran fenomenales, yo salía sentado sonriendo en un parque, al lado estaba mi hermano; ambos parecíamos dos muñecos puestos en escena para ser fotografiados. Las mejores fotografías no son las que tomo, tampoco las que tomaré…no…esas no son; las mejores son esas que la vida se llevó, hasta podría decir que eran las únicas fotos mías de chico. Creo que ese recuerdo es único y no lo tengo ni lo tendré, eso me apena y de vez en cuando recordarlo ya es un martirio. Misteriosamente desaparecieron cuando mis padres se separaron, le pregunté luego a mi madre si las tenía ella, es ahí donde ella se da cuenta que no las tenía, entonces era obvio que papá no solo había arrancado nuestro corazón y dolor sino también esas fotografías. Y no duden que le pregunté, y su respuesta fue que no había cogido nada. Sin embargo mi anhelo por tener algún recuerdo mío de pequeño y de mis padres hizo un día que voltee la casa…y el resultado final fue que no había ninguna de esas fotos, solo encontré algunas cucarachas muertas y una pena más profunda convirtiéndose en llanto. Entonces solo atiné a pensar que papá las tenía y no las devolvería, quizá quería llevarse nuestros rostros juntos o quizá quería bañarlas de lágrimas. Entonces llegó el momento de aclarar esa duda mía que estaba guardada 15 años; papá falleció y teníamos que ir a ver todas sus cosas, ustedes saben… ver lo que sirve, botar lo que no sirve, quedarnos con algún recuerdo, etc. Comenzamos a sacar todo de él; entonces aparecieron, sí aparecieron, pero aparecieron mi llanto, mi pena, mi dolor de no encontrarlas, de saber que papá no las tenía, que no volvería a ver esas fotos mías lindas, que no tendría ninguna foto de papá con nosotros riendo. Sí pues Franquito ahora te tocaba llorar fuerte y amargo, habías perdido, habías sido derrotado, tus fotos no estaban, o mejor dicho… sí estaban, pero impresas en tu corazón y guardadas en tu mente; ese era tu seudo-consuelo miserable. Al parecer nunca las tendré, se fueron para siempre, ¿dónde estarán? ¿acaso papá se las llevó también a la otra vida para recordarnos en esos momentos felices que pasamos juntos? ¿acaso aquellas cucarachas de la casa se las devoraron? ¿acaso mi padre o madre las rompieron en mil pedazos  el día de su separación? Estas y muchas otras dudas invaden mi mente, qué diablos pasó con esas fotos. Pero ante el dolor uno crea algo que lo tranquilice, entonces si mi ‘teoría de tranquilidad’ de niño era que papá, cuando vivía,  las tenía y me di cuenta que no cuando falleció, pues ahora tengo otra teoría que algo alivia este dolor: “Papá se las llevó a la otra vida como recuerdo y solo podré salir de esa duda cuando yo mismo muera y esté con él, sino las tiene, me dirá al menos dónde están, y si no sabe nada de ellas, entonces ya no importará porque estaré junto a mis padres y los veré sonreír para siempre”.  

Comentarios

  1. tienes mucha pasta amigo goldin, siempre te lo dije aunque con algun aporte de quien te habla seria mejor...

    suerte goldin
    tu pata, aunque me demuestres tu todo lo contrario

    alfredo p.

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